ODINOFILIA
Llega un momento en que sabes que todo va a cambiar, cuando se te acercan y no haces más que ver las caras de todos los que han estado en tu cama y te preguntas ¿Que te han dejado? ¿Que alimentaron en ti? BAún sigo pensando si me gusta el BDSM, no me convenzo de que si, pero tampoco podría decir que la vainilla es para mi. Hace unos días estuve con mi fuckboy actual, y lo sorprendí poniendo sus manos en mi cuello a manera de asfixia, azotandome contra la barra del lavamanos, sosteniendo mis dos manos en la espalda mientras me hacía gritar como loca y su pene se inflamaba más dentro de mi.
En nuestro acuerdo, nosotros no usamos condón, disfrutamos de nuestra piel tal cual es, no forzamos nada, y he sentido sus venas explotar dentro de mi.
El ama pegarse a mis pezones y oprimirlos entre sus labios, me besa cual mejor amante. Cada vez que nos miramos, aprieta mis comisuras entre su lengua, el ama la odinofilia.
Pero no es el primero que me encuentro así, desde el que amaba dejarme el cuello oprimido entre sus labios, no a manera de chupetón sino como succionando mi sudor y mi aroma a lavanda, el que amaba morder la punta de mis dedos cada que sentía ansiedad, quien mordía el cartílago de mis orejas, el más osado que tuvo los dedos de mis pies en su boca, mis rodillas al jugar en una tarde de películas, mis nalgas más de una vez al coger, mis piernas mientras me seducían para el sexo, mi nariz enmedio de las heladas en Chihuahua, mi mentón mientras me enamoraba en la prepa, mi labio inferior por el hecho de ser carnoso, me han mordido el ombligo cuando usaba piercing, me mordieron el Alma los amores que conocí.
Pero el más adicto a morder, puso en mi cual letra escarlata la marca en mi labio superior, después de la primera vez que fui infiel a mi pareja. Parecía disfrutar del corazón que se formó en mi boca, me besaba como si 15 años de espera hubieran valido la pena. Me miraba como el trofeo más preciado, como si se llenara su alma de satisfacción, jamás me había sentido tan deseada, saber que durante esos tres lustros, había seguido pensando en mis piernas, mi cadera, mis ojos y mis labios. Saber que, su piel llevaba mi nombre y los dibujos que había planeado era "supreme".
Pero hoy, después de ser la carne que evoca su deseo y que es presa de su candor; me siento obligada a admitir que la mejor mordida me la di yo, cuando acepté que soy deseo, soy sabor, soy aroma y dulzor. Que cual manzana prohibida me volví atrevida, sensata, amada, en realidad la odinofilia me atrajo a mi. A ser mordida por rebeldía, por locura, pasión, libertad y otro poco más de sensualidad. A ti , ¿qué o quien te mordió?
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