FUEGO

 El viaje que había tardado en hacer, esta trayendo el alma a mi cuerpo. Y no puedo dejar de hablar de él.

Esta noche haciendo gala del no pensar, guarde todo lo que necesito, casualmente cada vez es menos. 

Decidí que el amanecer lo quiero ver allá en ese lugar donde la tierra y el océano se juntan. Respirar libertad. Han pasado tantos años desde la última vez que viaje sola.

No puedo expresar la adrenalina que llena mi cuerpo cuando visualizo la inmensidad del mar, me recuerda lo menuda, humilde y pequeña que soy en este universo.

 He tirado en una mochila las ropas sin escoger, he dejado los prejuicios y todos los "por si acaso" que suelo cargar. He olvidado las promesas de mis relaciones anteriores que eran como mis poemas favoritos - castillos en el aire - sin fundamentos, sin anclajes o cimientos de verdadero amor. Lo que me prometieron no llegó, por que de hecho estuvo todo el tiempo dentro mío, mis errores me ayudaron a reconocer que estoy completa y que no necesito de nadie para emprender el viaje.

Cuando llegue al punto de encuentro, tarde, como siempre. Me preguntaron ¿viajas sola? y a diferencia de los últimos años, asentí con una sonrisa malévola con la mirada pícara de alguien que sabe lo que hace. Ante la mirada perpleja del coordinador de viaje, procedí a mírame a mi misma. ¿Qué es lo que les sorprende?

 En mi mano izquierda llevo el reloj que acostumbro portar mientras solamente "me relajo"(recibiendo notificaciones de cuestiones laborales) procedí a quitármelo porque ahora mi conexión total es la desconexión. Olvidarme de todos lo demás y estar para mí. 

Sabía que el destino (la playa) era una llamada de atención a mi conciencia, Era la antesala para estar ahí y solo ahí conmigo. Afirme que ese sería un viaje de emociones positivas, aquellas en donde predomina la valencia del placer o bienestar, para las que la duración temporal no existe y movilizan todos los recursos posibles para cultivar la fortaleza y la virtud personales. Muchos autores aseguran que el placer está en los procesos fisiológicos, ya saben, coger, comer, dormir, cantar, bailar, hasta evacuar. Yo pienso que el placer tiene que ver con las emociones que desata, comprender esas emociones y dar respuestas simples, breves, precisas. A diferencia de las emociones negativas que estrechan la mente, las positivas afectan nuestro cerebro y ayudan a absorber más información, tener varias ideas al mismo tiempo y comprender la relación que existe entre ellas.

Así que desde que subí al transporte, me quite los zapatos rosados que suelo usar, descalce mis pies, me recosté, pose mi termo de café del mejor que he probado en el costado, saque mi libro en turno y.. me dispuse a ponerlo en el regazo de un vestido blanco con trasparencias que elegí para viajar. Es que el blanco representa la pureza, la esperanza, ¿o no?

Cada kilometro que avanzábamos fabricaba la idea de desarrollar una sensibilidad corporal que había perdido por completo, y me asegure de hacerlo disfrutando lo que mas amo. Viajar.

Viajar es algo que nos gusta casi a todas las personas del mundo, es como resetear tu alma, sentirte en un habitad diferente llena los deseos de explorar, salir de la zona de confort conociendo otras maneras de vivir, ampliando la experiencia y enriqueciendo la mente. Cada uno tiene preferencias respecto a los viajes, algunos quieren descansar, no hacer nada, otros disfrutan la tranquilidad de no seguir con las rutinas, para mi el no tener que pensar en lo cotidiano me fortalece mentalmente para poder encarar el futuro. 

Esta vez, fui a un lugar desconocido para mi, un lugar nuevo, al que no le había puesto expectativas, mi única finalidad era perderme y dormir.  Como ya he dicho antes, viajar no es solo ir al lugar, conocer nuevas culturas, o comer diferente, es vernos en otro lugar, aceptar otras realidades, abrirnos a la tolerancia y conocimiento, es un regalo para nuestra existencia, para nuestros oídos, ojos y gusto.

Casi llegando a la mitad del trayecto, me di cuenta que mis pies se helaban y procedí a enrollarlos en una manta suave que elegí llevar, de esas que te regalan tus seres más queridos y que jamás osas usar. No me arrepiento de tomarla de mi cama antes de salir, me arrope como si en ello fuera el abrazo de una madre, del amor imposible, del sostenimiento fuerte después del sexo y justo ahí volví a recordar las recompensas del sentir, con una intensidad distinta pero proporcional a las expectativas que he puesto en mi. En mi capacidad de sentir.

A las pocas horas arribamos a la playa, me descubrí teniendo miedo de la inmensidad del mar, algo muy poco usual en mi persona, pues desde que tengo memoria amo, respeto pero adoro estar en el agua. Fue ese momento en el que empecé a aceptar el vacío interior que por muchos años llene con uno u otro amor.  Deje fluir los sentimientos mientras mis pies se enterraban en la área con vetas negras mineralizadas, me impresiona que la sensación de roce con la naturaleza active el aprendizaje corpóreo emocional. 

Meditando en la playa, debajo de una pala perfectamente construida, me dispuse a calmar el estrés con relajación, dormir y escuchar. Cultive el silencio.  y mientras escuchaba el ajetreo de las olas contra las rocas, sentí el sol iluminar mi rostro, forzar a mis ojos a mirar el aqua marina del agua, voltee de reojo hacia el horizonte y escuche decir a una extraña. !!Tus ojos son marrones!!

El color marrón de mis ojos, veteados de rojizo ha provocado en más de un espécimen humano, confusión, deleite, gozo, admiración y pocas veces locura. Aún recuerdo a uno que otro mirarme profundamente a los ojos y decir ¡Te amo! seguido de un parpadeo largo de ojos para mirarlos solo por un momento, lentamente. Ellos referían ver destellos de luz, a sus ojos, rayos, relámpagos, una mirada profunda que los invita a perderse, me ha valido el apodo rebosante de Lilith en sus vidas.

Hasta ahí, suena demasiado romántico pero es que me gustan todos y a la vez ninguno. es más importante lo que yo me amo a mi. Y casualmente cuando en esos hombres rebozan sus almas de deseo, admiración, cariño y placer; en mi mente han sido los momentos de vacío interior más grandes. Esos momentos en los que siento mi alama soler o viajar a otros mundos suelo llenarlos con bebidas que confortan el alma, así que no es de sorprender que en plena playa a más de treinta grados centígrados lo único que deseaba era un caliente y fresco café recién preparado.

Me acercaron una taza de barro perfectamente horneada, y el olor a café podía distinguirse desde las palapas; por más que intente describir el placer que siento al oler el café cuando me levanto caeré en el contraste propio del dolor y el sufrimiento, con el amor y la esperanza.

Aunque este viaje no fue con el propósito de tener sexo al desnudo, sería uno de los más placenteros que he hecho en mi vida. 

Porque de noche cuando la única luz son las estrellas, sentada frente a la fogata hirviente y caliente pude volver a sentir el calor en la piel, me sentí arropada y esta vez no había nadie a mi lado, me tenía a mi misma completa, feliz, realizada y amada por mi. 

Recupere el fuego que hay en mi,ese que enciende miradas, quema conciencias y escribe estas historias que hacen arder la mente de otros.



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